Era el año 2025, y cada mañana en la vida de Melissa comenzaba con un diálogo único: no con una persona, sino con su espejo. No era cualquier espejo, era un espejo inteligente, diseñado para conocerla mejor que ella misma y acompañarla en su rutina diaria, como un verdadero consejero personal.

Al despertar, Melissa se acercó al espejo de su baño, que ya estaba atento a sus necesidades. “Buenos días, Melissa“, dijo el espejo con su habitual voz cálida. “Hoy tienes una reunión importante a las 10:00 a.m. y veo que la temperatura ha bajado un poco. Te sugiero usar algo abrigado, pero profesional. ¿Quieres que prepare una proyección de tu outfit?”

El espejo, que había aprendido a conocer los gustos de Melissa con el tiempo, proyectó varias opciones de atuendo directamente sobre su reflejo. “He seleccionado algunas combinaciones basadas en el clima de hoy y el estilo que elegiste en ocasiones anteriores. Puedes elegir entre un look clásico en tonos neutros o algo más audaz con un toque de color”. Melissa, acostumbrada a dejarse guiar por los consejos de su espejo, eligió la combinación que incluía un abrigo gris elegante y una blusa blanca que resaltaba su tono de piel.

Mientras elegía, el espejo ajustaba automáticamente la iluminación para garantizar que la luz fuera perfecta. “Para tu maquillaje, te recomiendo un look suave que combine con el abrigo. Puedo guiarte paso a paso, como siempre”. Y así, con la precisión de un verdadero experto, el espejo fue guiando a Melissa en su rutina de maquillaje, ajustando la luz para que no fuera ni demasiado intensa ni demasiado tenue. “Recuerda aplicar el corrector en pequeños toques para un acabado más natural”, le indicó mientras ella seguía sus movimientos frente al reflejo.